Conozca todo lo que la gran región del Peloponeso puede ofrecerle junto con el sitio arqueológico de Delfos.
PRIMER DIA :
Salida de nuestra terminal en dirección al Canal de Corinto, donde realizaremos nuestra primera parada. Si tiene suerte podrá presenciar el paso de algún buque por el canal al tiempo que un tren circula por el puente.
Retrocederemos tres mil años para visitar el enclave estratégico de la poderosa Argólida, Micenas, ciudad de los atridas malditos por los dioses. Sus impresionantes ruinas evocan el recuerdo de esta ciudad-fortaleza del II milenio a.C., ‘rica en oro’ en palabras de Homero, que gobernada por tiranos guerreros, saqueadores y cazadores, fue la cuna de la civilización micénica. Comenzaremos la visita apreciando las murallas Ciclópeas, realizadas con piedras unidas sin mortero alguno. Atravesamos la célebre Puerta de las Leonas, en la que se consigue magistralmente la simetría de las formas. Entramos así en la acrópolis, donde podremos visitar, y nuestras guías les explicaran con todo detalle, la historia de todo el recinto arqueológico, su palacio y sus círculos de tumbas, en especial el Tesoro de Atreo o Tumba de Agamenón, la mayor y más hermosa de todas, con su majestuosa cámara funeraria. Visitaremos también el museo del yacimiento arqueológico.
Más tarde nos adentraremos en la cultura del siglo IV a.C., en una zona solitaria, en medio de las suaves colinas de Argólida, aparecen los restos del santuario de Esculapio, héroe y dios de la Medicina, cuyo oráculo acudía a consultar toda la Grecia Antigua. La mitología nos cuenta como Esculapio llego a ser tan sabio que consiguió resucitar a los muertos, ganándose así la enemistad del Hades y los celos de Zeus, quien le mató y cuyos restos fueron enterrados aquí mismo. Hasta aquí acudían enfermos para ponerse bajo el tratamiento de la terapéutica epidáurica, la cual incluía ejercicio físico y pasatiempos intelectuales. De este modo se explica la importancia que se concedía al teatro y a las instalaciones deportivas, pues la distracción de los pacientes formaba parte del proceso de curación de sus almas. La belleza del paisaje, la majestuosidad de sus líneas y la armonía de sus proporciones han hecho del Teatro de Epidauro el ejemplar más logrado del mundo Antiguo. Fue rehabilitado en 1954 y adaptado para la representación de obras antiguas y conciertos y espectáculos liricos en los que brillaron artistas como Dimitri Mitropoulo y María Callas. Con una capacidad de casi 16.000 espectadores, la visión y la acústica están plenamente garantizadas desde cualquier parte de la cávea.
Por la tarde, atravesando el Peloponeso central, llegamos a Olimpia, donde cenaran y se alojaran en hoteles de 3 o 4 estrellas.
SEGUNDO DIA:
Comenzamos nuestro día visitando las ruinas de Olimpia, situadas en el idílico valle del Alfeo, recuerdan la pasada grandeza de un santuario que, gracias a los Juegos Olimpicos, fue uno de los símbolos de la unidad de la Grecia antigua.
Visitaremos uno a uno los restos de cada edificación que formaba el conjunto destinado para las celebraciones deportivas, el gimnasio, la palestra, donde los atletas, en especial luchadores, se entrenaban y recibían masajes con aceites en las salas adyacentes; Heroon, una sala circular con altar consagrado a un héroe desconocido; el Theokoleon, edificio del s. IV. a.C. residencia de los sacerdotes de Olimpia; el taller de Fidias; El santuario que albergaba la estatua de Zeus Olimpico, considerada una de las siete maravillas de la Antigüedad. Desde el Santuario se accede al estadio, a la pista donde se celebraban las pruebas atléticas. La importancia de estos juegos es evidente dada la multitudinaria participación de las ciudades griegas, que mantenían una tregua mientras duraba su celebración y por el hecho de que la Olimpiada, es decir, el periodo de cuatro años comprendido entre la celebración de dos juegos, fue reconocido como el único sistema cronológico aceptado para toda Grecia.
Visitamos también el museo de Olimpia, el cual contiene gran parte de los restos arqueológicos del templo de Zeus, asi como todo tipo de objetos en orden cronológico, hallados durante las excavaciones
Por la tarde, pasando por el nuevo puente colgante Rio-Antirio que une la península del Peloponeso con el resto del país, es el más grande del mundo en su tipo, con una longitun de 2252 metros. Llegamos a Delfos, donde cenaran y se alojaran en hoteles de 3 op 4 estrellas.
TERCER DIA:
En Delfos,ciudad conocida como el centro del mundo,’el ombligo del universo’. Uno de los principales centros religiosos de la Antigüedad, cuando el santuario de Apolo, dios de la armonía y de la música, guardián de las leyes sagradas de Zeus, atraía a infinidad de peregrinos que acudían a consultar al oráculo. Recorreremos la Vía Sacra decorada con innumerables ofrendas de ciudades griegas y extranjeras, hasta llegar al Templo de Apolo. Además de las estatuas, las ciudades dedicaban al dios los llamados tesoros para albergar las ofrendas en forma de pequeños templos, como es el tesoro de Sifnos, el tesoro de Tebas o el Tesoro de los Atenienses, el cual visitaremos.
Además de todo el conjunto monumental, incluyendo el tholos del oráculo, la visita al Museo de Delfos es del todo obligatoria una vez se está en el yacimiento. Es uno de los Museos más importantes de Grecia, alberga de forma sencilla y agradable las obras de arte halladas en Delfos. En el vestíbulo encontraremos un bloque cónico de mármol cubierto por una redecilla esculpida, se trata de una copia helenística del ombligo que marcó el centro del mundo conocido. Veremos también la famosa estatua del Auriga de Delfos, perfectamente conservada, data de época arcaica y formaba parte de un exvoto de bronce que representaba la cuadriga victoriosa de los Juegos Olímpicos.
Volvemos a Atenas dejando atrás, el Monte Parnaso y la pintoresca localidad de Arahova, con sus hermosas vistas del valle, la cual atrae cada año a los amantes del esquí.