Conozca el más antiguo símbolo de la corona checa y el encantador barrio de Mala Strana.
El Castillo de Praga fue construido en el s. IX y desde entonces ha sido la residencia de importantes personalidades. En su interior se encuentran las joyas de la corona de Bohemia, custodiadas por siete llaves.
Como todos los monarcas hicieron del castillo su sede, ampliaron los distintos espacios hasta convertirlo en el castillo habitado más grande del mundo (inscrito en el libro Guiness): alberga la Catedral de San Vito, la Basílica de San Jorge y el Palacio Real. Cuenta con varias torres que además de tener funciones defensivas sirvieron como prisiones:
¿Qué leyenda corre entorno a la Torre Daliborka?¿Quién fue la sanguinaria Katerina de Lazany?
Visitado el Castillo se baja por el Camino Real hasta la plaza de Malá Strana y la imponente iglesia de San Nicolás.
Además de conocer la historia de la “ciudad Pequeña” y sus vicisitudes, visitaremos la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y su famosa imagen del Niño Jesús de Praga.